Sella, municipio de la Marina Baixa, con una población aproximada de 600 habitantes, está asentado en la ladera de un cerro orientado al mediodía, al pié de la peña del mismo nombre, con una cota de 420 metros sobre el nivel del mar.
Como otros tantos municipios nació por la existencia de agua, la posibilidad de cultivos, comunicaciones y defensa.
La existencia de agua, el cultivo de cereales y la necesidad de alimentar a la población dieron lugar al establecimiento de los molinos hidráulicos harineros y a no pocos conflictos entre molineros y hortelanos por el uso y consumo de agua, necesaria para riego en la huerta (consumo= y para fuerza motriz en el molino (uso).
Para el mejor aprovechamiento del caudal se establecían en cascada de tal manera que el agua utilizada por el primero lo era a continuación por el segundo y así sucesivamente hasta el último, teniendo en cuenta los desniveles en la elección de los asentamientos para optimizar la potencia.
En Sella se encuentran vestigio de dos de ellos que estarían en funcionamiento en tiempo inmemorial, el «Molí del Pont Vell» y el «Molí de les Penyetes» , aparentemente el segundo – ¿romano? – más antiguo que el primero – ¿medieval? – . Ambos anteriores naturalmente a la construcción del SALT que se realizó para unir las aguas del Sella y del Arc aumentando así el caudal utilizable en periodos de escasez hídrica.
Otro tres, el Molí de Dalt , el de Baix y el Molinet todavía podemos recordar por referencias de los más mayores que estaban en funcionamiento a finales del siglo XIX aunque muy deteriorados. Fueron reconstruidos en los años treinta del siglo XX y modernizados el de Dalt y el de Baix.El de Dalt cerró en 1954, fue desmantelado y hoy está en ruinas. Bajo los escombros solo quedan las muelas. El Molinet conserva el edificio, estaba dotada solamente con un par de muelas en tierra con volteo a brazo. Recientemente un vándalo desaprensivo rompió a mazazos la muela corredera. La solera sigue en su sitio.
El Molí de Baix era el más completo por sus medios mecánicos y el de mayor caudal disponible debido a la construcción del Salt. Observando su fachada desde los cimientos al tejado se observa que ha estado sometido a varias modificaciones. En un principio posiblemente fuera un molino muy pequeño accionado por rampa, que a lo largo del tiempo se ha ido modificando, ampliando, datando, modernizando … hasta llegar a 1968 que cesó en sus actividades molineras. Se le ha conservado limpio y cuidado al igual que su entorno para evitar que se convirtiera en un criadero de bichos y telarañas como ha ocurrido en tantos y tantos otros. Su hábitat constituye hoy la residencia habitual de su propietario.
Todo esto a ojo de profano. Sería de desear como se está haciendo en muchos sitios, que personas autorizadas y técnicamente capaces realizaran los estudios necesarios para poner cada cosa en su sitio en este olvidado patrimonio.
Álvaro Fracés